El Burgos CF este año no participará en la Copa RFEF.
Una competición que ha dado varias alegrías a la afición, pasando desde la machada de la remontada ante el Mirandés el año pasado hasta llegar a la temporada en la que se ganó esta competición allá por 1997.
Esta competición tiene sus pros y sus contras. Para la afición cuantos más partidos siempre mejor, porque siempre gusta ir al Plantío y porque además la merienda siempre motiva.
Para el club el aliciente está en medirse a equipos de superior categoría y los pequeños incentivos económicos si se llega a las semifinales y a la final.
Pero con una plantilla de 21 futbolistas en la que hay varios jugadores lesionados y sin un filial del que poder echar mano lo más logico es decidir no jugar esta competición.
No se puede cargar de partidos a los jugadores porque al final se les acaba la gasolina como parecía en el tramo final de la pasada campaña.
Lógica decisión aunque nos joda las meriendas de los jueves.
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